¿En qué momento el blogger deja de serlo para convertirse en periodista? ¿En qué momento cuenta más en la opinión pública la opinión y/o el comentario de un simple escribidor (que diría Vargas Llosa) que la de un reputado periodista que lleva años publicando textos en medios de comunicación masiva? ¿Hasta qué punto merece la pena acabar una carrera como la de periodismo y hasta qué punto merecería más, quizás, la pena ponerse a trabajar, a escribir en blogs y a formarse en medios categorizados dentro de un supuesto "tercer sector"? Para opiniones y gustos, los colores. La realidad es que, hoy en día, Internet es el medio en el que se mueven los jóvenes, en el que leen, en el que se enteran de las noticias, en el que tienen voz, en el que ven los vídeos de aquellos programas de televisión a los que no le quieren dedicar una hora, en el que conocen a sus grupos favoritos, se enteran de dónde salir, leen las propuestas políticas de cada partido. Es EL medio de hoy en día. Y la sectorización y supuesta alabanza de unos sectores más antiguos, menos anárquicos, mejor coordinados pero más conservadores tiene los días contados.
En el plano cultural esto es más latente. Si nos centramos sólo en el género musical, los blogs se multiplican por millones. Al margen de plataformas globalmente conocidas y las que realmente manejan el cotarro (como el caso de Pitchfork o el blog Gorilla vs. Bear), es de sobra conocido que en España mismo son los blogs o los blogs-transformados-en-webs los que deciden qué grupos están bien y cuáles están mal. Al margen de los medios "oficiales" de los primeros sectores como pueden ser las revistas Rockdelux, Rolling Stone, MondoSonoro, Go! Mag o Ruta 66 o programas de radio de cadenas como Radio 3 o Rock&Gol, entre muchas otras, las que realmente tienen miles de visitas y cuyas reseñas son bastante más leídas y sus programas más escuchados son los digitales. Por citar algunos ejemplos: Jenesaispop cuenta con millones (sí, millones) de visionados ¡mensuales! de la totalidad de sus reseñas. Un blog tan humilde como el suyo que, con los años, viró en una web en toda regla es la Pitchfork española, sin tener redactores de especial renombre y ningún tipo de publicidad. Otras webs como Notodo (ésta más oficial y proyecto digital de La Fábrica), Fantastic Plastic Magazine, Hipersónica, Cuchara Sónica, Musizake o El Blog de la Nadadora son las dueñas de las tendencias musicales y, en varios casos, también culturales de nuestro país, de la misma manera que radios estrictamente digitales como Rockola FM, Scanner FM o Music Victim son la nueva realidad radiofónica. Aún así es en los blogs de descarga gratuita de discos (los que la derogada Ley Sinde persigue) como Una Piel de Astracán, El Señor Pollo, El Mundo de Tulsa o Indiecaciones por donde se mueve el tráfico de música independiente internacional y no en la Fnac, cadena de venta de discos en la que sus antiguamente dos plantas dedicadas a la música se ha reducido, en menos de ocho años, en apenas una sola planta compartida por música, cine y merchandising. La pena o el triunfo. La realidad menos ficticia comanda desde el teclado y por amor al arte las tendencias musicales actuales (como mínimo). Le guste a quien le guste. Y si no, que venga Julio Ruiz o Jesús Ordovás y demuestren lo contrario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario